domingo, 29 de abril de 2012

(E.I.) LAS PIZARRAS DIGITALES EN EL AULA



La rápida evolución de las TIC y su repercusión en todos los ámbitos de nuestra vida es innegable y, por supuesto, la educación no podía ser una excepción.

Y es que no hace falta hacer un gran recorrido histórico para darnos cuenta de ello. Una simple mirada atrás, hacia nuestra propia infancia, basta para darnos cuenta del rápido avance que se ha producido en tan pocos años.

Personalmente, de los recuerdos que tengo de mi etapa en Educación Infantil y de Primaria, ninguno pertenece al de profesores usando algo más allá de un obsoleto radiocasete. Tuve que esperar hasta Secundaria para manejar y relacionarme con los ordenadores, pero no fue hasta Bachillerato, cuando realmente aprendí con ellos y a través de ellos. Además, en mi último año de colegio se estaban introduciendo las pizarras digitales y tuve la suerte de poder familiarizarme con ellas.

En sí, una pizarra digital es “una pantalla sensible de diferentes dimensiones que, conectada a un ordenador y a un proyector, se convierte en una potente herramienta en el ámbito de la enseñanza. En ella se combinan el uso de la pizarra convencional con todos los recursos de los nuevos sistemas multimedia y de las TIC”. Es decir, que se trata de pizarras que teóricamente, han sido diseñadas para hacer el desarrollo de las clases mucho más atractivo y dinámico, tanto para los profesores como para los alumnos.

Ello, daría lugar a un aumento de la eficiencia y eficacia en el proceso de enseñanza-aprendizaje pues, por una parte, resulta un instrumento motivador para los alumnos: les hace más atractiva e innovadora la materia y permite su participación. Mientras que  por otro lado, para los docentes supone un recurso que les ayuda al transcurso de las clases: permite volver a repasar contenidos anteriores sin necesidad de volver a escribirlos, lo que conlleva a su vez, a un ahorro del tiempo; se puede explicar de forma mucho más llamativa, favoreciendo a los alumnos con discapacidad (especialmente a aquellos que presenten problemas visuales o auditivos); y es posible utilizarlas en todas las etapas educativas, desde Infantil hasta Bachillerato.

Nuevamente, me es inevitable volver a los recuerdos que tengo sobre mi experiencia con las pizarras digitales en Bachillerato, y además de los beneficios anteriormente citados, me gustaría destacar la participación tan directa que éstas ofrecían y la sensación de actualidad que transmitían, por el simple hecho de poder poner ejemplos de lo que se estuviese estudiando, haciendo así, mucho más ameno y dinámico el aprendizaje, acercando al alumno al objeto de enseñanza y, evitando por tanto, las clásicas formas de enseñar, como aparece reflejado en la imagen que he seleccionado.

Sin embargo, es preciso recordar el famoso “efecto novedad” a través del cual, un alumno presta mayor atención e interés cuando se le cambia el sistema de presentación de la materia. Dicho efecto, posee un tiempo limitado hasta que se convierte en algo rutinario y, puesto que personalmente no trabajé durante un largo tiempo con este recurso, no sé si estaba bajo este “efecto novedad”.

En cualquier caso, está en las manos del docente hacer de este valioso instrumento un recurso versátil y motivador, pues cumple con todas los requisitos para serlo y sería un verdadero desperdicio no saber aprovecharlo.

Por último, os dejo un documento sobre el que me he apoyado para poder obtener algunos datos concretos, el cual, fue publicado en mayo del 2006 por la web de red.es, bajo el título de “La pizarra interactiva como recurso en el aula”.

http://dim.pangea.org/docs/Redes_InformePizarrasInteractivas_250506.pdf

Si al igual que yo, pensáis que éstas son un recurso del que podemos sacar un gran provecho, os invito a la lectura de dicho documento, pues considero que es bastante claro y, seguramente, contestará a cualquier duda que os pueda surgir sobre las pizarras digitales.




No hay comentarios:

Publicar un comentario